Tenía cinco años y mi madre me mando a la guardería senderitos de luz en plena Villaflora, pero ella no sabía que no era un niño sociable, que descuartizaba animalitos por placer, que yo fui el que mató al gato para ver que tenía adentro, para sacarle ese pequeño motor que sonaba cada vez que no comía, jugaba a hacer volar mis soldaditos con sonajeros, me comía un pedacito de los diablillos cuando nadie me veía, es que sabía rico…, me pinchaba con agujas los brazos y las piernas jugando a la acupuntura, dibujaba a mis compañeritos del jardín muertos, yo mismo los colgaba, nadie jugaba futbol conmigo, cada vez que mi papá me pegaba veía en su mirada los balazos que le iba a dar, cuando tenga un arma o una espada ninja samurái, rebanarle como queso la cara… mi hermano nunca me ayudaba, me dejaba encerrado en la casa, me imaginaba dejarle encerrado en un hueco, hasta que muera de hambre y ver como me suplica libertad o muerte.
Mis juguetes eran varias pistolitas o cuchillos de plástico, aunque escondía los cuchillos de la cocina para poder abrirles a los perritos bonitos de la calle, los feos no, porque eran como yo, a veces me raspaba con la punta del cuchillo en el brazo o en la pierna hasta que se ponga rojo, rojo, rojo y se sentía rico… no tenía muchos amigos, pero el gatito de mi casa al que le saque el motor me hablaba, era mi amigo, después de hacer que no suene lo arregle, le cosí el cuello con los hilos y agujas de mi abuelita, me quedo bien pero ya no se movía y como mi mamá es doctora le escondí en sus cobijas para que le vea, no sé porqué se asustó tanto, después del grito corrí donde mi mami y me dijo que se lo llevaban a la clínica de gatitos y que en un año o dos lo iban a dar de alta, yo pensé que estaba muerto, que mi mamá lo aplastó, pero bueno… mi gatito se escapó y aprendió a hablar español, me visita siempre que estoy solo, me dio las gracias por sacarle el motorcito y me dijo que no cuente a nadie de él.
Esa tarde mi mamá me llevó a la guardería, no podía cuidarme ella, la tía rosita era muy brava, nos quitaba los juguetes y nos obligaba a estar sentados en silencio, yo, saqué mi libretita en blanco y empecé a dibujar… a dibujarla muerta… pero ella me vio y me quitó mis cosas, me dio un manazo en la espalda gritándome: -ESO NO SE DIBUJA, ES MALO!!!!- me asustó muchísimo y me puse a llorar, seguía con un grito de: -CALLATE, LOS NIÑOS GRANDES NO LLORAN!!!- mi llanto provocó que los demás compañeritos lloren también y también les pegó, salieron los otros tíos solo a empujarnos y a tratar de entretenernos, pero a mi, me llevaron al cuarto feliz, era un lugar donde las paredes eran blanditas y nos metían allí por horas, cansado de llorar me quede dormido y desperté en mi casa, le conté a mi mamá lo que paso pero no me creyó.
Todos los días el gatito me acompañaba a la guardería y solo yo jugaba con él, le quería muchísimo, me cuidaba de la tía rosita, me contaba de su vida de gatito, me contaba chistes de gatitos, siempre me decía que nunca le acaricie, o que le tope, porque el ya está en el mundo de los gatitos y si le topo me puedo morir, tenía razón, justo antes de dormir se aparecía en mi ventana y me cantaba hasta que empiece a soñar, un día me ayudó a empujar a la tía rosita, no sé porque ella termino con sangre en la espalda cuando le empujé pero fue chistoso y no se dio cuenta, una noche le rogué que se quedara a mi lado y lo abracé, se despidió de mi y dormimos juntitos, lo extraño fue que me desperté todo cortado y en vez de mi gatito había un cuchillo de la cocina, en seguida lo escondí o mi papá me pegaba, ya me dijo que no juegue con eso, fui donde mi mamá y le dije que amanecí así, nunca más volví a ver a mi gatito.
Después tres días siguieron que yo llegaba y enseguida me llevaban al cuarto feliz toda la tarde, hasta que llego una niña, era muy ojona y blanca y no se quedaba quieta, me vio llorando en un rincón y se me acercó, me dijo: - que te pasa niño? Poderia decime poke llora?, entre mocos y lágrimas le respondí:-me quiero ir, me pegó la tía rosita y me quito mi cuaderno y mi ma…- no dijo nada y me dio un beso, la miré y me dijo: -así me calla mi tío cuando me hace cositas… y así no duele mucho, yo vi tu libeta, ke lindos dibujitos…- , -Donde esta?- Le pregunte mientras ella intentaba pararse de cabeza, -la tenen adentro, en donde comen, los niños de afuera dicen que tu le pegas--te a la bru---ja y le amenazas---te de muete, te admiran-, me asusté por el término y pregunté: -Cual bruja?-, -la tía rosita pues mudo, le dicen bruja, nos pega a todos-, me dijo la niña y empezó a correr por todos lados como poseía por el diablo, yo seguía sentado en una esquina con los ojos rojos de tanto haber llorado, al verla tan llena de energía le pregunte ¿qué cositas le hacia su tío?. Se detuvo y me dijo:- cositas feas, pero igual ya ta muer---to- , -qué le paso?- Dije asombrado, empezó a saltar como loca y respondió un poco extraña, -le mató mi ñañito santi, cuando nos vio haciendo cositas, él me cuida----ba, pero como ya se murió y mis papitos están en el cielo, con diosito, mi ñañito me tajó aca-
Nos quedamos en silencio un buen rato, cuando por primera vez la vi quieta, tocándose en su cosita mirando al piso, dándome sus espaldas, me sentí mal, como que metí las patas… recordé que me traje escondido dos cuchillos de la cocina, se los amostré y empezamos a jugar a los ninjas de naruto, me pregunto que si le amenacé de muerte a la bruja cuando le mató?, dije no sé y en eso entró la bruja al cuarto feliz y nos vio con los cuchillos.
Como un toro vino hacia nosotros y yo solo del miedo me defendí y protegí a mi nueva amiga.
Ese fue mi primer asesinato…